La salsa de soja es uno de los condimentos más antiguos del mundo, tiene su origen en China hace más de 2500 años.
Tradicionalmente se elabora a partir de la fermentación de granos de soja con trigo, agua y sal, proceso que dura alrededor de un año.
La salsa de soja que comúnmente se encuentra en los supermercados es artificial, se produce mediante hidrólisis química de harina de soja, colorante caramelo, jarabe de maíz y otros aditivos. Por estar elaborada sin ningún proceso de fermentación su producción es más rápida y barata, pero su aroma y sabor son diferentes, y no tiene las mismas propiedades.
La salsa de soja elaborada del modo tradicional, al igual que otros alimentos fermentados, por ser rica en enzimas mejora la función digestiva y favorece la absorción de nutrientes. Es por ello que es recomendable que se compre sólo aquellas salsas de soja que hayan sido elaboradas con los ingredientes y los procedimientos tradicionales.
